De nuevo el mismo reflejo en el espejo.
El mismo rostro cuadrangular hinchado con ojeras
que ensombrecen el rostro y lo demacran.
Busca quedar suspendido en un sombrío sueño continuo,
usado como salida a una vida cerrada.
Siempre en un charcos , espejo, laguna a la espera otra expresión,
de otros ojos, quizá menos llorosos.
De otros labios, unos que no conserven sus confesiones
o sus palabras encerradas tras un muro de sarcasmo.
Con la nariz escondida tras cientos de páginas nuevas,
en las que otros tiempo antes se sumergieron buscando uan salida a su creatividad.
Como la distancia que tantas veces se nos hizo imposible de abarcar,
que hoy en día atisbamos con un gran gesto de suficiencia.
Cuantas veces soñé con una posibilidad, por remota que fuera.
Cuantos caminos han sido recorridos sin nisiquiera ver el mapa.
Cuantas promesas han sido lanzadas al aire,
susurrando en los oídos de esperanzados receptores.
Que bonito escribirlo con mayúsculas,
pero su existencia no se hace patente.
Tica, tac, tic, tac...el tiempo pasa...
Cronos devora sin piedad a sus hijos.
Veo caer los pétalos de una flor,
que no resurgirá de nuevo.
Pierdo el tren, el vagón repleto de oportunidades se desplaza veloz,
frente a mis narices.
Una y otra vez rememoro,
mis sueños y esperanzas volando por la ventana...